miércoles, 27 de abril de 2011

Si hay silencio no quiero ser yo quien lo provoque


Una amiga -de las pocas personas que se acercan a este blog- me pregunta mucho por qué no escribo nada últimamente. Siempre le contesto que cada cosa tiene su momento y que ahora estoy en tiempo de barbecho. Pero la verdad es que me siento cada vez más un bicho raro, a quien la gente -incluso la más cercana- rehuye con amables silencios. Percibo con tristeza que no es bienvenida la crítica, la sana dialéctica de la que tanto se aprende, sobre todo, cuando lo que se debate es la propia vida, la propia experiencia.

Se nos llena la boca -y a mí el primero- de elocuentes palabras, de hermosas teorías, de grandes deseos, que nos satisfacen al instante pero que como vienen se van. Mientras tanto, la vida, nuestra vida sigue el mismo ritmo rutinario, cansado e inapetente de la vida de otros. Cerramos un tema y abrimos otro.

Ya no sé si es miedo, o vergüenza, o desinterés, o apatía. No lo sé, porque nadie me lo dice. Y yo me voy contagiando de lo mismo (¿quid pro quo?). Con el tiempo he ido arriesgando cada vez más en la comunicación, abriendo mi corazón hasta límites extremos porque he tenido interlocutores que se han interesado en mi vida como yo en la de ellos. Y así hemos crecido y compartido mucho. Ahora estoy abatido, cansado, dolido.

Por esto no quiero escribir, no quiero lanzar palabras al viento, no quiero opinar. Si hay silencio no quiero ser yo quien lo provoque.

Mientras tanto, en el silencio, busco la forma de cambiar la situación. No soy de los que esperan a que las cosas se le den hechas. Pero no quiero herir a nadie, no quiero ser entrometido.

Por eso espero una señal.

2 comentarios:

  1. Muchas veces las palabras son la diferencia entre el éxito y el fracaso entre la verdad y la incertidumbre.

    En una sociedad en la que las palabras son seleccionadas para convencer a ignorantes y no contentar a inquietos al menos es bueno que siempre se opine, que siempre fluyan sonidos siempre y cuando no sean ruido.

    Es importante que hablemos de lo que opinamos, es la única manera de llegar a un consenso. Si hay silencio hay indiferencia, si no hay palabras no hay entendimiento.

    No soy nada partidario de la religión, y mucho menos de los temas que trata, pero entiendo que hay muchas personas que necesitan darle una explicación rápida a lo compleja que es nuestra existencia.

    Y se que con esto que digo, genero controversia, y es de ahí de donde se aprende y se analiza, de la disconformidad de las personas.

    Fuy alumno tuyo, y aún recuerdo 5 palabras que formaban un gran consejo: "no pierdes nada por intentarlo". Con ello gane mas que una buena nota en selectividad, gane mi propio respeto. Si hubiera encontrado SILENCIO en vez de palabras de animo, probablemente hubiera errado.

    Por eso Ricardo, ahora permite que te diga :
    "No pierdes nada por intentarlo".

    El silencio reflexivo es bueno, pero el silencio por opresión sólo genera miedo.

    Un abrazo E.D.

    ResponderEliminar
  2. Querido amigo E.D.: te agradezco mucho tus palabras. ¡Que bien que un alumno anime a su maestro! Gracias. Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar

Puedes continuar mi reflexión escribiendo tus comentarios y opiniones.